lunes, 29 de septiembre de 2008

La valija de Antonini Wilson


Hoy me pintó escribir sobre el rol de los medios de comunicación, su rigurosidad histórica y su consistencia moral, dado que me tienen las pelotas por el suelo. Está en cada uno leer lo que escribo.
Resulta que en los últimos meses, la televisión se puso sorpresivamente rigurosa con la ética del argentino común, y no tuvo mejor idea que pasar una y otra vez información "empírica" e hipotética sobre el caso de la valija del venezolano, en un momento de absoluta crisis mundial desatada desde los mercados de New York (no es tanta guita la de las valijas después de todo, ¿no Mingo?).
Son el cuarto poder, claro está.
Es por eso que tenemos a Mariano Grondona o a Luis Majul, con cara de preocupados (y con poca genética y con demasiadas hormonas masculinas, como siempre) opinando de una valija incierta, la cual sinceramente espero que sea resuelta desde la justicia y no desde los vendepatria y payasos de siempre.
Mariano Grondona, decime una cosa. ¿De dónde surge que un tipo como vos, que estuvo en cuanto afano y saqueo hubo en el país, opine de un tema tan delicado, actual y relativamente superficial respecto a los casos históricos?
¿Acaso te olvidaste de la Noche de los Bastones allá en los sesenta, donde traicionaste a tus compañeritos para que los torturen por tener una convicción y un ideal de país científico e industrializado?
¿Acaso te olvidaste cuando en el 55 estabas todavía en la facultad y apoyaste en cuanto pudiste al gobierno golpista que bombardeó nuestra mismísima Casa Rosada con un gobierno democrático y mató infinidad de gente inocente?
Y después le armaste la cama a los pobres pibes frente a Onganía. Traidor. Eran simples estudiantes.
Y después te plegaste al Proceso, obviamente. Mataron tanta gente y robaron tantos bebitos que hoy no están con su mamá...
Y después te prendiste con Menem.
Me das asco.
Y te preocupa la valija ahora, hipócrita. ¿No te preocupa el caso IBM? ¿En qué quedó eso? ¿La mafia del Oro? ¿La Italo Argentina? ¿SOMISA? ¿SIAM? ¿La exportación de armas a Ecuador-Croacia? ¿O no te hacés cargo de eso? ¿Y tu ministro favorito?
¿Ahora entrevistás a De Narváez y a Macri y en los noventa entrevistabas a Susana Giménez?
Y ahora tratás de pulirle el bocho a la gente que ve tele y que poco cuestiona la trascendencia y el porqué de las cosas. ¿Querés voltear a un gobierno electo democráticamente como hiciste con Isabelita cuando te indignaba que tomara la merienda con sanbuchitos en el Molino?
Sos un subversivo y un terrorista, y estoy siendo muy objetivo con esto.
¿Por qué no tratás en tus clases de historia la renuncia de Rivadavia o la independencia de La Banda Oriental? ¿O el empréstito Baring Brothers, ya que tenés tanta consistencia moral? ¿O el pacto Roca-Runciman? ¿Así que la Patagonia era chilena, traidor?
¿Por qué no hablás de todo eso? Porque sos un gusano asqueroso que por un centavo vendés a tu mamá. Por una pizza picaneás a tus compañeros de estudio y les sacás sus bebitos, producto de una fertilidad ajena que carecés.
¿Ya fue todo eso, no? ¿Son cosas viejas que prescribieron, no? ¿Y ahora no querés que prescriba el asesinato de Rucci cuando ni se sabe quién fue?
Cuando el argentino se pregunta por qué las cosas son como son, la respuesta es clara. No por Antonini Wilson, sino por los traidores mentirosos como vos que intentan permanentemente regalar al país y hacer el negocio propio.Asqueroso hipócrita doblediscursista. Nos querés vender.

sábado, 9 de agosto de 2008

Un cínico y diabólico cirujano


Hace dos días, el ex presidente de la Nación, Eduardo Duhalde volvió a aparecer en escena sosteniendo que en la economía argentina "hay luces amarillas; el país está como en 1997". A esto le agregó que en la actualidad "Estamos muy, pero muy lejos de Chile y de Brasil".

Duhalde fue, como muchos sabrán y recordarán, la mano derecha del menemismo en la época más fiestera, saqueadora y berreta, a diferencia de la segunda, que fue solamente apocalípticamente zaparrastrosa, miserable y explosiva.

¿Cómo un personaje tan nefasto y cínico para la historia argentina se permite opinar con semejante frescura y pureza de madre Teresa como si fuese un civil anónimo más? ¿No tuvo cargos importantes durante el período más oscuro y mediáticamente despótico, además de bananero, como para que recaigan sobre él responsabilidades (las más importantes)?

¿No sería lógico pensar que, si el país no está en la actualidad de Brasil y Chile, como precisamente él mismo afirma, es principalmente porque una figura negra como él tomó todas las decisiones al revés en su totalidad?

¿Por qué aparece opinando espontáneamente, con cara de preocupado, con chispazos de lenguaje popular? ¿El lenguaje popular es el mismo que aprendió militando en el peronismo, de donde no hizo más que vaciar de significado todas las reivindicaciones sociales e independencia económica y política, para sacar las figuritas y la marcha y sumar votos? Qué manera de despreciar al pueblo, carajo.

¿Puede un movimiento que históricamente buscó la autodeterminación política y económica, caer en decisiones diametralmente opuestas a la de sus fundadores, como pasó con el peronismo en los noventa?

Todos estos detalles (mínimos, ¿no?) nos lo preguntábamos permanentemente en los noventa, cuando esta persona era uno de los principales líderes.

Cabezón, ¿Por qué hiciste todo al revés, che? ¿Y ahora no estamos como Brasil?

Ahora resulta que el señor se desentiende de los noventa y critica a cualquiera como si nada. ¿O qué debemos interpretar de sus dichos? ¿Qué la Argentina como Nación o como pueblo está en otra actualidad y que no tiene potencial? Y si tiene potencial, ¿no lo supieron liderar? ¿Qué quiere decir el tipo éste si era el segundo líder?

Y los medios, claro, como siempre: tan tirapedos, como nunca, sacando a Duhalde como si fuese Perón desde Madrid opinando en un “contexto económicamente complejo”. Por Dios, las cosas que hay que leer. Resulta que en Lanús el 50% de la población vive en villa miseria porque Turquía elevó las barreras aduaneras y causó una crisis política (como sacó Clarín en el 2001, con las notas de Mostaza Merlo del Racing Campeón en la tapa).

Cabezón, Lanús queda ahí nomás de Banfield, donde vas a la cancha. ¿O Monte Chingolo es fulerísimo también por la crisis política de Turquía? En Brasil no hay paisajes como Monte Chingolo, ¿no? Andá a darte un paseíto por la playa que quieras, con los empresarios que quieras, comiéndote la feijoada que quieras, pero salí a caminar por el Pelourinho sin cana. ¿No es Monte Chingolo eso? Bancátela ahí a lo guapo. No, no es como Argentina.

Y después, claro, Chiche: aparece diciendo que vivimos en una dictadura, cuando fue su propio esposo (Eduardo Duhalde, el mismo del que hablamos en la nota) el que le apagó el micrófono a Zamora en pleno discurso allá cuando vino Bush a visitar el Congreso casualmente en los noventa mientras sancionaban esas leyes con una representatividad del pueblo tan fiel como una tarjeta de una discoteca.


Como conclusión, pienso que Argentina debería ser un país acreedor, exportador de industria, y es diametralmente lo contrario, justito y casualmente como lo que pasó con el peronismo en los noventa, como lo hizo Duhalde en los noventa. Simplemente todo al revés.

Después tuvo una presidencia aceptable, pero claro, es lo mismo que una persona te ampute primero los dedos, después las manos, después los codos, después los brazos, después los pies y después las piernas, y esperando que vuelvan a crecer, pero posteriormente intentando solucionar el problema colocándote una curita en los extremos de las extremidades mutiladas años después de que se desangraban.

Eduardo, te felicito, colocaste muy bien la curita, pero sos mejor (o peor mejor dicho) como cirujano.

¡Un aplauso, cirujano!

miércoles, 6 de agosto de 2008

En la Argentina, alcanza con una buena camisa de polo


Hoy, 6 de agosto, se condenaron a represores en Corrientes. Un meticuloso seguimiento hicieron algunos medios, específicamente cuando se dictó la sentencia, en la etapa final del juicio. Luego de escuchar escalofriantes e increíbles testimonios mientras terminaba mi almuerzo, quedé sorprendido de la prolijidad con la que era llevado el juicio (dejando de lado cuestiones legales, que no viene al caso analizar).

Entre los oyentes, había individuos de la más diversa índole, específicamente diferenciados por la vestimenta. Por un lado estaban los muchachos y las señoritas que usaban vestimentas supuestamente elegantes y socialmente aceptables (camisas a cuadros, marcas de polo, todo en orden). Por el otro lado estaban los barbudos, con granitos, teces brillantes y remeras de rock con fotos en blanco y negro de algún familiar o amigo.

Todo se mantenía en un sorprendente equilibrio, a pesar de la diversidad. Hasta que el juez leyó la sentencia…

En ese preciso instante, apareció un abominable monstruo reconocido nacionalmente por sus críticas permanentes al Gobierno actual (que apareció ahora y no durante el 2001), que conservaba la asombrosa dialéctica de reunir elementos de vestimenta socialmente altos, y que se expresaba como un animalito traído de la selva, hablando cuanta barbaridad uno pudiese imaginarse. Además, como si algo faltase a este increíble show medieval, la señora (Cecilia Pando) empezó a hacer gestos al estilo de mafia italiana, como que iba a degollar a todos los “terroristas” que estaban allí presentes.

Minutos después, apareció un muchacho vestido antagónicamente a ellos, sacudiendo banderas y pidiendo justicia por un familiar desaparecido. Cecilia (ya le tenemos que decir “Cecilia”) quiso abalanzarse sobre él, pero fue contenida por un muchacho “civilizado” muy alto, vestido con camisas de polo, barba semicrecida, y con rasgos faciales precarios y rústicos.

“No hay que ser prejuicioso”, pensé. Pero éste muchacho, le empezó a gritar “Chupame un huevo, chúpame un huevo” al chico que pedía justicia por un familiar suyo y a los allí presentes.

¿Alguien se imagina lo que debe ser chuparle un huevo a este muchacho? ¿Tendrá el pubis semicrecido como su barba? ¿Por qué se viste tan elegantemente si cuando abre la boca, sistemáticamente deja entrever que es como un mono disfrazado de mozo?

Al grito de “terroristas, van todos a morir” no me causó otro efecto que una risa simpática e irónica.

¿A quién llama terrorista esta señora? ¿Qué es un subversivo?
Según la Real Academia, subversivo es un sujeto capaz de subvertir, especialmente el orden público.

Esta señora, que llama subversivo a todo aquel que no fue subversivo (recordemos que defiende a todo aquel que durante los setenta, efectivamente tuvo el don de, nada menos que subvertir el orden) podría ser considerada como una subversiva inclusive dentro de su mismísimo pensamiento.

Supongamos: hay terroristas (supongamos no, hubo), que tienden a subvertir el orden. ¿Qué hago entonces? Subvierto el orden yo. Empíricamente, ¿quién es el subversivo? ¿El que quiso subvertir el orden o el que lo subvirtió? El que lo subvirtió, señores. Basta de vueltas.

¿Qué otro caso hay de una minita que esté masomenos buena, que se empilche bien y que hable barbaridades hay? ¿Qué sería ser un subversivo hoy en día?

El caso emblema de subversión, por ejemplo, a los valores morales y cristianos autoproclamados por uno mismo, acompañado de chispazos de gato, es el caso de la auténtica figura pop, Karina Mujica, idolatrada por Grondona y Neustadt particularmente. Muchachos, hay que reconocer que estaba buena. Un auténtico gato. Pero, ¿da para invitarla a los programas y que opine de todo? Opinó de política, de economía, de sociología, de filosofía, de religión, de ciencia (habló de pastillas anticonceptivas y del profiláctico, oponiéndose). De absolutamente todo en tal y cual programa.

Igualmente, quiero destacar que el programa que más interesante encontré de ella fue el que le rompieron el rosquete (aunque ya estaba más roto que la rodilla de Ronaldo) en una burda cámara oculta en Mar del Plata (dónde no).

Sintetizando, para no aburrirnos, deberíamos empezar a reconocer que disfrazarse por fuera no es suficiente para cambiar nuestro interior. No hay traje, pollera escocesa o camiseta de Almirante Brown que esconda lo que realmente uno es.

Si debemos ser aceptados socialmente, es importante vestirse bien, tener rico perfume, tener un corte de pelo apropiado, una novia linda (que no piense mucho, porque sino es subversiva) pero por favor, no le podemos decir a un juez “chúpame un huevo” porque simplemente en el resto del mundo no es bien visto, más que nada tratándose de los supuestos libertadores del marxismo.

Esta es una de las fantásticas dicotomías de la bendita Argentina que nos alimenta.